Puente tras puente
y una hoja se queda atorada en la alcantarilla…
Puertas de misterio, de zapatos sin pies,
cuatro cuerdas y unos lentes oscuros,
la retina se hunde bajo una ciudad de luces
y el sudor sólo escurre por la frente de los espectadores,
mascaras, lavamanos,
barcos estrellándose contra aparadores,
un hombre sin rostro, mujeres,
negrura en las esquinas,
pecho energizado,
conciencia desconectada,
pero al final, cuando la música termina
todo se desvanece…
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