En el último sorbo de aquel café
apareces bailando
y el café se diluye en mi garganta
y bailas.
El escaparate de enfrente muestra tu cuerpo desnudo
sosteniendo mis ojos cerrados.
El mantel esta seco
y un adorno inmóvil hace sombra sobre el cenicero.
Se abre y cierra la puerta automática:
salen y entran gentes y las palabras flotan.
Te pierdo de vista, te reencuentro
hay un cigarro entre tus dedos, sonríes mirando distanciada el cenicero
y el café se termina
y las cenizas desechas se marchan rumorando.